L’Osteria del Contadino

Homenaje a la gastronomía sarda y sabores auténticos

La cocina sarda ha sido enriquecida a lo largo del tiempo pero mantiene un fuerte vínculo con la vida rural y los productos del campo. En Sardegna, uno de los pueblos más longevos del mundo, las familias cocinan todo aquello que la tierra produce, respetando la temporalidad de los productos y utilizando ingredientes de influencia mediterránea para aportar un sabor único a cada plato. Lo descubrimos en L’Osteria del Contadino, un restaurante sardo que se esconde en la calle Saragossa de Barcelona, entre los barrios de Gràcia i Sant Gervasi.

Entrar en este restaurante es como un viaje para los sentidos. Es imposible no fijarse en la decoración, elegida con mucha intención y perfectamente cuidada. Fotografías en blanco y negro, máscaras típicas del carnaval de la isla, utensilios de cocina antiguos y muchas botellas de vino. Respetar las raíces y homenajear la cultura sarda es imprescindible para Fabio, chef y propietario del restaurante. Lo mejor de todo es que esa tradición no solo se percibe en las paredes del local, sino también en los fogones.

Estanterías y mostradores exponen bebidas italianas de todo tipo, algunas de ellas muy singulares. Cervezas artesanales de Sardegna, botellas de grappa, prosecco y diferentes espumosos que convierten el espacio en un museo de la gastronomía de Sardegna. En la misma sala por la que hemos entrado, encontramos una barra y algunas mesas lo suficientemente separadas como para que algunos platos se terminen en frente del cliente sin llamar demasiado la atención del resto de comensales.

Seguimos avanzando por el local y llegamos a una salita más íntima, con cuatro mesas que están completamente rodeadas de un lienzo único que nos llama la atención. Toda la pared, desde el techo hasta el suelo, está cubierta por botellas de vino de distintas regiones de Italia, acompañadas de una luz cálida que ofrece el ambiente perfecto para degustar la cocina casera que Fabio y su equipo preparan a diario. En esta sala, los aromas se intensifican por su cercanía con la cocina. Huele muy bien y estamos deseando probar las especialidades sardas que se muestran en la carta con sus nombres originales en italiano.

Productos de mercado, sello de la gastronomía sarda

“En las casas sardas, lo que hay ese día es lo que se cocina”, sostiene Fabio tras explicarnos que la carta de L’Osteria del Contadino cambia cada cuatro meses con la intención de respetar al máximo la temporalidad de los productos y ofrecer calidad y diversidad a los clientes. Hablando con él, descubrimos que es una persona con inquietudes y un apasionado de la cocina. Quizás por ello disfruta tanto versionando sus propios platos y probando combinaciones para que sus clientes asiduos siempre encuentren algo nuevo.

Nos cuenta que hay 4 o 5 platos que siempre están en la carta porque son los favoritos de su clientela. Uno de ellos es el Spaghetti “chitarra” con medio bogavante flambeado con brandy y tomates cherry, un plato delicioso, un punto picante y con un increíble sabor a mar. Los tagliatelle con crema suave de queso y trufa fresca están en la carta mientras dura la temporada de trufa negra, y conquistan nuestro paladar rápidamente por la sutileza de la pasta fresca y el intenso sabor de la trufa, laminada a mano delante nuestro.

Fabio nos explica que algunos platos como el risotto o los gnocchetti sardos-elaborados con pasta fresca de sémola- siempre están en la carta, aunque se van acompañando con ingredientes distintos según la temporada. Otro plato que nos sorprende son los culurgione, unos ravioli caseros rellenos de patata, albahaca y pecorino típicos de la zona de Ogliastra, en el centro de Sardegna. Fabio habla de esta receta con un cariño especial y nos explica que su secreto es la elaboración casera. De hecho, con solo un mordisco notamos la honestidad y el mimo con los que han sido cocinados los culurgione.

Después de degustar distintas propuestas del chef, nos damos cuenta de que esta debe ser la forma en la que se cocina en las casas sardas: con dedicación, sin enmascarar los productos y con la simple voluntad de hacer disfrutar a quien come.